Rosas Jimena, Eduardo de la Fuente, Sebastián Galán, Elena Muñoz, Yolanda Sánchez (Periodista de la ONCE) Carmen Peral (Fundación ONCE) y Ángeles Fernangomez, son los amigos que ayer me acompañaron en este maravilloso acto de presentación de la antología: "DE LÁGRIMAS Y ACERO"" que los Internos de los módulos II y IX, han escrito y que Ángeles Fernangomez presentó ante más de 160 Internos con estas palabras:
PRESENTACIÓN ANTOLOGÍA “DE LÁGRIMAS Y ACERO”
Mi buena amiga, colega en la Literatura, creadora y conductora de este
Taller Literario, e impulsora de que esta Antología sea algo más que un sueño,
dice en la introducción a este libro:
Hace dos años pisé por primera vez el Centro y cada día estoy más satisfecha
de haber seguido ese primer impulso que me acercó hasta aquí.
Todo el mundo sabe ya que me estoy refiriendo a este ser maravilloso,
pequeño, pero muy grande, que se llama Elena Peralta, y que ha conseguido que
la poesía sea aquí –quizá más que en ninguna otra parte-, aquello que Celaya
exigió de ella un día, “que sea un arma cargada de futuro” o, como yo suelo
decir muy a menudo (permitiéndome jugar con este verso de Celaya), que la
poesía sea “un alma cargada de presente” -que también-, y lo prefiero, ya que
me gustan mucho más las almas que las armas y, por otro lado, desde el presente
es desde uno se labra el futuro. Lo que, sin duda, ha conseguido esta delicia
de persona, es que a la poesía le nazcan alas.
Y continúa diciendo Elena:
La poesía ha sido el nexo de unión que nos ha servido a todos para
retro-alimentarnos los unos de los otros. Los Internos han conocido la poesía
conmigo y yo he aprendido humildad y generosidad con ellos.
Las páginas de este libro te acercan a todos nosotros, esto es lo que hemos
hecho juntos.
¡Buen trabajo!, desde luego, porque “juntos” es una palabra mágica y cargada
de fuerza. “Juntos” es la suma de 1+1+1+1…, o sea, muchos, o sea, todos. Las
personas, cada persona, no somos un ser aislado, un ser que no necesite de los
demás para caminar en la vida y llegar a buen puerto, no. Somos, por
naturaleza, seres sociales, formamos familias, tribus, clanes, pueblos, países,
clubs, bandas, grupos…, siempre “juntos”, siempre con la fuerza que da la
manada: para bien, generalmente, para mal, según las personas elegidas por
compañeras de camino. Pero “juntos”. En esta ocasión, la elección ha sido
excelente, no cabe la menor duda. Y aquí está el resultado. ¡Qué gozada!,
¿verdad?: tener en vuestras manos este libro (y para siempre), ver las palabras
que han salido del interior de cada cual, las más auténticas de todas, aquí
reflejadas, en familia, en su casa para siempre, porque un libro es la casa de
las palabras, donde todo el que quiera puede pasar a visitarlas, leerlas, y
alimentarse de esas palabras, de vuestras palabras, en este caso.
Y sospecho que, para vosotros, los autores, no solo ha sido un
ejercicio literario, sino un auténtico ejercicio de sanación: decir en verso lo
que, tal vez, jamás se haya dicho nunca ni a nadie. Y publicarlo.
Cuando toco este libro, cuando lo leo…, no veo solo el libro, no siento solo
los poemas: me imagino a todos sus autores agarrados en círculo, cogidos de las
manos; me imagino a Elena
Peralta, también dentro de ese círculo, con ellos, como una más pero siendo
ese núcleo y foco del calor que se genera, pasando con sus manos la energía y
recibiéndola. También veo dentro del círculo a todos los que han colaborado.
Veo a José Luis Corral, autor del prólogo, veo al Subdirector de Madrid II,
autor de la Introducción, veo a nuestro querido Enrique Gracia Trinidad, autor
de la Contraportada, al Educador, José Luis, a Alfonso, Jefe de la Unidad
Docente, a los Maestros de la CEPA. Veo también a Luis Ricardo Suárez, nuestro
llamado cariñosamente “El Poeta Pijo”, quien cierra este libro, junto con
Begoña Montes, Fran Picón, Rosa Jimena, Manuel Martínez-Carrasco, Mayte
Albores, Sebastián Galán, Blanca Langa y Eduardo de la Fuente. También veo a
Pilar Iglesias, editora, una persona comprometida donde las haya. Y
también a tantos otros que han apoyado el proyecto, los veo a todos (los
conozca yo o no). Todos en corro, en círculo y agarrados de la mano. Y,
permitidme, yo también quiero entrar, yo, Ángeles Fernangómez, también quiero
cogerme de la mano de los autores y agrandar un poco el círculo que genere esa
energía que se da y que se recibe. Yo también deseo ser una más entre vosotros,
aunque solo sea con la aportación que supone presentar este libro.
Yo quería haber dicho algo aquí de todos y cada uno de los autores, elegir
alguno de sus versos y comentar su contenido. De hecho, comencé a hacerlo, pero
esto se alargaba, se alargaba, se alargaba tanto, que tuve que tomar la tijera
en mis manos (lo mismo que están haciendo ahora los políticos, que ya les
vale…) y ponerme a recortar, ¡válgame el cielo, qué trabajo me costó tener que
hacerlo!, pero es que sois muchos en la Antología y a mí me fluían y me fluían
cosas al leeros a todos. Yo notaba que aprendía de vosotros, que la emoción
vibraba. Y el Arte es eso: conseguir mover emociones. Si no es así, no es Arte,
será otra cosa, pero arte no.
Así que, tijera en mano, tuve que decir: ¡al azar, como en la lotería!,
elijo a unos poquitos, a 10, por ejemplo, (ese fue el límite que me marqué), y
que esos 10 representen a todo el colectivo en esta presentación. Y así fue. En
la vida no siempre se puede hacer lo que uno quiere, y así me pasó a mí en esta
ocasión. Lo siento.
1-Y, al meter la mano en el bombo de los versos, el primer afortunado fue
Julio Santos, que escribe aquí a su amigo una enorme carta desde el infierno,
diciéndole: Creo será un consuelo/ esta carta para ti / mientras pises este
suelo,/ por saber que se está aquí / mucho mejor que en el cielo. O esa emoción
que él mismo expresa en el siguiente poema (este mucho más breve, con gran
carga lírica) y que dice: Un día más sin saber de ti / Un día más sin poder
salir /Un día más esperando el final / Un día más en la oscuridad. Para luego,
hacerle una Oda a su abuelo, hortelano del Jarama.
2-Darío Camones, pone nombre de Eolo, señor de los vientos, a ese
pensamiento frío que le atormenta. Y en el siguiente poema, con una carga
poética y emotiva y de esperanza, dice: La magia del sendero / me salvará
del precipicio./ Tal vez… sólo tal vez / necesite cerrar los ojos, / para
volar hacia tu lado. ¡Cuántas cosas pueden hacerse sólo con cerrar los ojos y
soñar, amigo…!
3-José Antonio Martín, compone un acróstico (es un ejercicio que se ve a
menudo a lo largo de la Antología), haciendo un poema que se compone de versos
que comienzan con las iniciales de su nombre de pila: Juntos en el jardín /
Oteando sobre el balancín… Y la “J” le ha dado pie a
escribir la mágica palabra “juntos” con la que arranca el poema. En el poema
siguiente, en el que habla con su hijo y le explica cómo siente él el mundo
desintegrado, egoísta y corrupto, José Antonio dice: Lo que antes era trabajo,
familia y una buena pensión / hoy sólo nos queda despidos, /despilfarro y mala
gestión. / Pero luego, el amor al hijo, le redime : Por eso, vida mía, tu
eres el amor, / y en tu corazón debe reinar el honor. /En tus manos leo ternura
y comprensión / tú eres mi libertad y mi perdón. Y José Antonio domina las
imágenes poéticas, las tretas literarias, como en: Me he quedado quieto en un rincón
de tu afonía, preguntándole al cansancio si existen las metas… ¡toma ya
poesía…! ¿Y qué decir de…: En el silencio de la noche / me llaman las cenizas
de una estrella. / “Cariño, no te aflijas, tienes mi corazón” ? Pues eso, que
poesía son sus versos.
4-… Cae de oro la tarde, / Yo el rio, / en calabozos rodantes /… , dice
Mario Ibáñez, para meditar sobre su casa-cárcel en el siguiente poema y decir:
Apenas diez los metros cuadrados / Y cero los roces sin mínimas. / En fin, que
sigue la vida / Aún con las libertades exiguas. Después, nos hace introducirnos
en su misma emoción, ser empáticos y acercarnos, sentir el humo de ese
cigarrillo que enciende y la rabia de ese “mierda” entre admiraciones: Enciendo
mi cigarro / antes del desayuno / y vuelvo a decir ¡Mierda! / y escribo
otro verso / como escribí el primero / como imagino un día / escribiré el
último/ el intermedio;/ como todos los versos /en épocas de crisis. Contaré
algo curioso, y es que justo cuando iba por aquí en la preparación de esta presentación,
me llamó una persona por teléfono y me dijo: “¿qué haces?” , “preparando la
presentación de la Antología de poetas de Alcalá Meco”, -le contesté, mientras,
seguidamente, le leí estos últimos versos de Mario que acababa de copiar en mi
ordenador. Al otro lado de la línea telefónica, escuché: “¡caramba, eso
es muy bueno!” “Desde luego que sí” –contesté yo-. “Y eso que no te he leído
todavía lo de: Se me perdieron / no sé dónde, los bulliciosos domingos de
infancia./”, que también son versos de Mario.
5- …para poder salir / del umbroso soportal / de las dudas donde me
encuentro, escribe Eudes Méndez, y vuelven las dudas a poblar sus versos, pero
eso es bueno. “Loada sea la duda”, escribió el gran poeta Bertold Brecht, ya
que la duda es el camino que lleva a pensar. Yo siempre dudo de quien no duda.
Así que nadie le tenga miedo a dudar. Otra cosa es quedarse en la duda la vida
entera. Y luego, Eudes, le canta a la amistad -¡qué hermoso!-: Noble sentido la
amistad,/ como ambrosía.../ tan difícil de ver.
6-Francisco Sánchez, canta al amor ausente: Mi cuerpo arde en mil hogueras
cuando duermo/ para cuando despierto…. / Sólo quiero gritarle al mundo,/
este amor que siento. Otro poema, le cierra de una forma que nos provoca una
sonrisa tierna y cómplice.: Jardinero que podas/ normas tan altas,/ poda el
aroma político / de este tonto cuento. / Y luego llega el recuerdo a la madre y
a sus besos, el amor con mayúscula. Y también el canto a la Libertad perdida.
7- Ignacio Armendáriz, dice: no tiré al fuego / ninguno de los besos que me
diste. ¡Buena decisión!, los besos jamás se tiran. Y luego, esos versos que
casi nos confunden: Que ganas tengo / de echarte de menos!!! O estas imágenes
tan bellas, de añoranza: Se me escapa la vida sutilmente / como un
chasquido en las sombras /Como un jardín desolado.
8-A ver estos otros versos: Una paloma blanca /incapaz de cruzar el mar
inmenso / caerá en otro abismo. / La muerte no baldea las lágrimas de un preso.
Qué duro y qué sentido es esto que dice José Antonio Ortiz. Y también, como un
justo canto de esperanza dice: me encuentro esperando / el final de mi condena,
/ ver la luz a mi mal. Ojalá sea pronto, José Antonio.
9- Impresiona este poema de Fco. Javier Navarro: Cuando se quemen los
últimos recuerdos / y mi cerebro vague sin rumbo / bajo estos muros dormidos, /
el viejo calendario / colgado en la pared,/ será quien me recuerde, / que
ayer fui un hombre libre. / Las telarañas bailan en mi
almohada. Y es muy bueno.
10- Luis “Roki”, escribe algo tan bonito como esto: Detrás del ventanuco /
que hay en mi celda, / dibujo tus cabellos / por la mañana. Y algo que no falla
nunca es recurrir en los peores momentos a ese amor incondicional, al de la
madre. Por eso Roki dice: Cuando la tentación / me condiciona / una frase muy
dentro / acude al rescate. / “Amor de madre”.
¡Ya!, ya sé que he llegado a sacar los 10 nombres del bombo, la meta que me
había propuesto tras tener que echar mano de la tijera y recortar, pero…
¡venga!, sólo uno más, uno de regalo y… ¡a ver a quién le toca! Un momento de
silencio…, el bombo gira…, las bolas con los nombres se rozan unas con otras…,
todas tienen el mismo valor, las mismas oportunidades, será el azar quien tenga
la palabra. Ya está echada la suerte. Ahí va: Me encantaría ligar / una linda
muchacha /en la orilla del mar, / bajo las estrellas del mundo real. / Me
siento consumido / entre barrotes fríos encerrado, / pero no pierdo
la sonrisa, / la alegría es la fuerza que me anima. Y es Iván Gómez, el autor
de este hermoso canto de esperanza que ojalá se le cumpla.
Decíamos al principio que, Elena con vosotros, y vosotros junto con Elena,
habéis conseguido que a la poesía le salgan alas. Pues las alas, son siempre
signo de libertad: volar, volar, volar… La poesía, estos versos, este libro,
son alas hacia La Libertad.
En toda la Antología, la palabra LIBERTAD está presente, se repite y se
repite como un mantra, y es así como debe de ser, porque la meta que alguien
que, por la razón que fuere, ha sido privado del tesoro más preciado del ser,
que es la libertad, tiene la obligación de trabajar duro, y no desesperarse,
sino crecer y crecer interiormente, para recuperar la libertad perdida
saliendo fortalecido, viviendo, incluso aquí dentro, la libertad interior , esa
de la que nadie –si no uno mismo-, puede privarte. Tal vez, este
encuentro con la POESÍA, con el lenguaje del subconsciente, con la
meta-palabra, sea la puerta abierta a la libertad interior, que vaya abriendo
ventanas también al mundo de allá afuera. Ojalá. Gracias por enseñarme tantas
cosas, de todo corazón os lo digo. Guardaré vuestro libro como una joya, como
algo también un poco mío, aunque sólo me pertenezcan los signos de admiración
que he puesto en mi alma al leeros a todos. A todos.
Y termino, mencionando unos versos más de esta Antología, y un autor más,
claro (ya me he vuelto a hacer trampa, pero es que… no he podido evitarlo, como
decía Malcovich en la película “Las amistades peligrosas”)
Y es que enternece la frescura de estos versos de Fernando Torres: No
soy poeta / tampoco escritor / soy un simple preso / que escribe por amor.
Muchas gracias.
ÁNGELES FERNANGOMEZ
21 de junio de 2013