lunes, 21 de septiembre de 2009

La poesía de Vanesa Ambrós



Rie, baila, juega...
Tus ojos abren un hueco en la oscuridad,
y tu sonrisa derrite glaciares de tristeza,
te miro, y olvido el significado de la palabra soledad.

Viento, frio, tormenta,
mi niño pierde su alegría.
Agonizan mis agallas,
mi noche se torna fría.

Donde está mi luz,
donde está mi dicha,
donde está mi niño?
mi alma se marchita.

Cesaron sus risas melodiosas,
sus contoneos y sonrisas.
Se apodera de mi la soledad.
Me voy muriendo al verte.

Viento, frio, tormenta,
mi niño pierde su alefría,
agonizan mis agallas,
mi noche se torna fría.

Dónde está mi luz?
dónde está mi dicha?
dónde está mi niño?
Mi alma está marchita.

Días de agonia se suceden,
se secaron mis ojos de quererte.
Espinas inundan mi fe
espinas que me axfixian y me ahogan.

Viento, frío, tormenta,
mi niño pierde su alegría.
Agonizan mis agallas,
mi noche se torna fria.

Dónde está mi luz?
dónde está mi dicha?
dónde está mi niño?
Mi alma está marchita.

Es el destino cruel?
Es la providencia tan oscura?
Soy acaso yo culpable?
Són, las cosas de la vida...

Viento, frio, tormanta,
mi niño pierde su alegría.
Agonizan mis agallas,
mi noche se torna fría.

Dónde está mi luz?
dónde está mi dicha?
dónde esta mi niño?
Mi alma está marchita.

Es sentimiento egoista,
el pensar en uno mismo.
Cuando pasa el sufrimiento,
te regala una sonrisa.

Viento, frío, tormenta,
mi niño pierde su alegría.
Agonizan mis agallas,
mi noche se torna fría.

Dónde está mi luz?
dónde está mi dicha?
Dónde está mi niño?
Mi alma se marchita.

Una luz en el camino,
que disipa mi amargura.
Es mi niño que me dice,
hay un surco en tu negrura.

Viento, frio, tormenta,
al final todo amaina.
Encontraré la calma,
cogida de tu manita.

Aquí está mi luz,
aquí está mi dicha.
Dónde esté mi niño,
estará mi vida.