lunes, 9 de noviembre de 2009

Bicentenario de Luis Braille

Este año es el bicentenario del nacimiento de Luis Braille.
Y quiero hacer un hueco en mi blog para recordarlo





CARTA A LUIS BRAILLE
Madrid 4 de enero de 2009
Amigo Luis,
Me tomo la libertad de enviarte estas lineas porque estando en el cielo, seguro tendrás tiempo para leerlas.
Soy una señora invidente que ya cruzó el humbral de los cincuenta, y en la recta final de mi vida, tras graves problemas con los ojos, he perdido la visión.
Esta carta solo es el humilde homenaje y reconocimiento a tu labor, gracias a tu legado, ese maravilloso cuadro de signos, cargado de posibilidades y espectativas, puedo escribirte y compartir contigo mis sentimientos.
Hoy, se como diseñar esta carta, sé como plasmar una coreografía de signos que bailen en un papel en blanco, la escritura emerge entre las sombras de mi oscuridad afilada; y gracias a ella pueden brotar de nuevo, el dolor, el placer, la alegría y la tristeza... sentimientos y emociones que compartir. A través de mi mano podrá nacer el hijo del baul donde coinciden los sueños y la ficción, podrán crecer las enredaderas por donde trepen las emociones.
Yo ya no podré ver nunca más a lo largo del camino, el alto toldo de las copas entrecruzadas de los árboles que apenas dejan pasar la luz del sol, ni el suelo de un verde exuberante y tupido. No podré acariciar con la mirada los azules cuando parecen flotar en el aire claro y calido de cielo.
Por la noche, cuando el crepúsculo tiende su manto sobre el mundo, no podré apreciar el destello de la luna ondulando en las aguas del rio, bajo un firmamento enjoyado. Al despertar el día, me perderé el sol naciente que se cuela a través de la ventana, arrancando reflejos dorados en los espejos de mi armario.
No veré la catarata ascendente por los tirabuzones de la ensortijada melena de mi nieto, pero gracias a tu lenguaje, se diluye la tristeza, pues sí puedo escribir y describir todo aquello que guardo en el zaguán de mi memoria, para que otras almas se alimenten. Mis ojos son una estrella apagada, y mi mano una antorcha encendida. No puedo ver la belleza, pero sí la puedo transmitir, porque gracias al braille, tengo la herramienta en las manos.
Puedo liberar un cartgamento de sentimientos, que se expanden como esporas, arrinconando mis miedos.
Te contaré que al apagarse la luz de mis ojos creí entrar en la fría estancia de la soledad, sentí inundada mi mente de rebeldes dolores incorrectos, convencida de que el vacio, era mi mejor compañero. Pero un día, se abrió una puerta, de puntillas entró en mi estancia la ONCE, como amapola que florece donde nadie la sembrara, alimentando mi futuro con esperanzas que anunciaban velos blancos de ilusiones. Y así es como maduraron los frutos de tu trabajo, guiando mis pasos por sendas serenas, encontrando respuestas en guiños adivinados de personas que me enseñaban a caminar de nuevo.
La primera vez que mis dedos se posaron sobre ese folio lleno de puntos indescifrables que me dio la profesora de braille, creí que nunca sería capaz de dominarlos. Hoy la lluvia fresca de tus signos ha borrado las huellas de ese mal trecho pasado, abriendo una hermosa ventana a un nuevo mundo donde me he acomodado. Hoy en mi cuerpo ondea la bandera del otoño, cruzo el rio de los cincuenta, las posibilidades del braille me invitan a pasear acompañada en la recta final de mi vida. Tú hace 200 años diste vida a mi mundo.
Amigo Braille, al fin, gracias a ti, puedo olvidar las sombras de un ayer que ha muerto.
Nos contamos por miles tus herederos.
Sin más por el momento me despido de ti y te mando un ramillete de besos, esparcelos por el cielo.
Tu amiga.
Elena