
El sol lame la cañada
ya no es hora de la siesta,
a estas horas en el prado,
dos toros miden sus fuerzas.
Aceitunero, el más viejo
arremete hacia su hermano,
abrazados por las astas,
besan unidos el barro
Agotados ya los toros
después de medir sus fuerzas,
marcados ambos con sangre,
humillan al fin las testas.
Finalizado el combate
se oyen cantar los grillos,
y en la era jornaleros
están recogiendo trigo.