viernes, 22 de enero de 2010

La Lobera de Gredos


Me desperté
con la primera claridad,
cuando por las amplias copas de los árboles
la sabana de la noche se desvanece,
y comienza a dibujarse
la silueta morada de los olivos,
los pinos, los nogales,
y las piedras,
tan arraigados a la fisonomía del paisaje.
Pude sentir
el latido de la vida,
el parloteo de los pájaros
persiguiéndose.
Los tímidos dedos del sol encarcelando
La Lobera por encima de las nubes.
La risa clara y calmosa
de la flauta de los sueños,
acunó el silencio de mis pensamientos.