sábado, 22 de junio de 2013

DE LÁGRIMAS Y ACERO


Rosas Jimena, Eduardo de la Fuente, Sebastián Galán, Elena Muñoz, Yolanda Sánchez (Periodista de la ONCE) Carmen Peral (Fundación ONCE) y Ángeles Fernangomez, son los amigos que ayer me acompañaron en este maravilloso acto de presentación de la antología: "DE LÁGRIMAS Y ACERO"" que los Internos de los módulos II y IX, han escrito y que Ángeles Fernangomez presentó ante más de 160 Internos con estas palabras:



PRESENTACIÓN ANTOLOGÍA “DE LÁGRIMAS Y ACERO” 

 
Mi buena amiga, colega en la Literatura, creadora y conductora de este Taller Literario, e impulsora de que esta Antología sea algo más que un sueño, dice en la introducción a este libro:

 Hace dos años pisé por primera vez el Centro y cada día estoy más satisfecha de haber seguido ese primer impulso que me acercó hasta aquí.

Todo el mundo sabe ya que me estoy refiriendo a este ser maravilloso, pequeño, pero muy grande, que se llama Elena Peralta, y que ha conseguido que la poesía sea aquí –quizá más que en ninguna otra parte-, aquello que Celaya exigió de ella un día, “que sea un arma cargada de futuro” o, como yo suelo decir muy a menudo (permitiéndome jugar con este verso de Celaya), que la poesía sea “un alma cargada de presente” -que también-, y lo prefiero, ya que me gustan mucho más las almas que las armas y, por otro lado, desde el presente es desde uno se labra el futuro. Lo que, sin duda, ha conseguido esta delicia de persona, es que a la poesía le nazcan alas.

Y continúa diciendo Elena: 

La poesía ha sido el nexo de unión que nos ha servido a todos para retro-alimentarnos los unos de los otros. Los Internos han conocido la poesía conmigo y yo he aprendido humildad y generosidad con ellos.

Las páginas de este libro te acercan a todos nosotros, esto es lo que hemos hecho juntos.

¡Buen trabajo!, desde luego, porque “juntos” es una palabra mágica y cargada de fuerza. “Juntos” es la suma de 1+1+1+1…, o sea, muchos, o sea, todos. Las personas, cada persona, no somos un ser aislado, un ser que no necesite de los demás para caminar en la vida y llegar a buen puerto, no. Somos, por naturaleza, seres sociales, formamos familias, tribus, clanes, pueblos, países, clubs, bandas, grupos…, siempre “juntos”, siempre con la fuerza que da la manada: para bien, generalmente, para mal, según las personas elegidas por compañeras de camino. Pero “juntos”. En esta ocasión, la elección ha sido excelente, no cabe la menor duda. Y aquí está el resultado. ¡Qué gozada!, ¿verdad?: tener en vuestras manos este libro (y para siempre), ver las palabras que han salido del interior de cada cual, las más auténticas de todas, aquí reflejadas, en familia, en su casa para siempre, porque un libro es la casa de las palabras, donde todo el que quiera puede pasar a visitarlas, leerlas, y alimentarse de esas palabras, de vuestras palabras, en este caso. 

 Y sospecho que, para vosotros, los autores, no solo ha sido un ejercicio literario, sino un auténtico ejercicio de sanación: decir en verso lo que, tal vez, jamás se haya dicho nunca ni a nadie. Y publicarlo.

Cuando toco este libro, cuando lo leo…, no veo solo el libro, no siento solo los poemas: me imagino a todos sus autores agarrados en círculo, cogidos de las manos; me imagino a Elena

Peralta, también dentro de ese círculo, con ellos, como una más pero siendo ese núcleo y foco del calor que se genera, pasando con sus manos la energía y recibiéndola. También veo dentro del círculo a todos los que han colaborado. Veo a José Luis Corral, autor del prólogo, veo al Subdirector de Madrid II, autor de la Introducción, veo a nuestro querido Enrique Gracia Trinidad, autor de la Contraportada, al Educador, José Luis, a Alfonso, Jefe de la Unidad Docente, a los Maestros de la CEPA. Veo también a Luis Ricardo Suárez, nuestro llamado cariñosamente “El Poeta Pijo”, quien cierra este libro, junto con Begoña Montes, Fran Picón, Rosa Jimena, Manuel Martínez-Carrasco, Mayte Albores, Sebastián Galán, Blanca Langa y Eduardo de la Fuente. También veo a Pilar Iglesias, editora, una persona comprometida donde las haya.  Y también a tantos otros que han apoyado el proyecto, los veo a todos (los conozca yo o no). Todos en corro, en círculo y agarrados de la mano. Y, permitidme, yo también quiero entrar, yo, Ángeles Fernangómez, también quiero cogerme de la mano de los autores y agrandar un poco el círculo que genere esa energía que se da y que se recibe. Yo también deseo ser una más entre vosotros, aunque solo sea con la aportación que supone presentar este libro.

Yo quería haber dicho algo aquí de todos y cada uno de los autores, elegir alguno de sus versos y comentar su contenido. De hecho, comencé a hacerlo, pero esto se alargaba, se alargaba, se alargaba tanto, que tuve que tomar la tijera en mis manos (lo mismo que están haciendo ahora los políticos, que ya les vale…) y ponerme a recortar, ¡válgame el cielo, qué trabajo me costó tener que hacerlo!, pero es que sois muchos en la Antología y a mí me fluían y me fluían cosas al leeros a todos. Yo notaba que aprendía de vosotros, que la emoción vibraba. Y el Arte es eso: conseguir mover emociones. Si no es así, no es Arte, será otra cosa, pero arte no.

Así que, tijera en mano, tuve que decir: ¡al azar, como en la lotería!, elijo a unos poquitos, a 10, por ejemplo, (ese fue el límite que me marqué), y que esos 10 representen a todo el colectivo en esta presentación. Y así fue. En la vida no siempre se puede hacer lo que uno quiere, y así me pasó a mí en esta ocasión. Lo siento.

1-Y, al meter la mano en el bombo de los versos, el primer afortunado fue Julio Santos, que escribe aquí a su amigo una enorme carta desde el infierno, diciéndole: Creo será un consuelo/ esta carta para ti / mientras pises este suelo,/ por saber que se está aquí / mucho mejor que en el cielo. O esa emoción que él mismo expresa en el siguiente poema (este mucho más breve, con gran carga lírica) y que dice: Un día más sin saber de ti / Un día más sin poder salir /Un día más esperando el final / Un día más en la oscuridad. Para luego, hacerle una Oda a su abuelo, hortelano del Jarama.

2-Darío Camones, pone nombre de Eolo, señor de los vientos, a ese pensamiento frío que le atormenta. Y en el siguiente poema, con una carga poética y emotiva y de esperanza, dice:  La magia del sendero / me salvará del precipicio./ Tal vez… sólo tal vez /  necesite cerrar los ojos, / para volar hacia tu lado. ¡Cuántas cosas pueden hacerse sólo con cerrar los ojos y soñar, amigo…!

3-José Antonio Martín, compone un acróstico (es un ejercicio que se ve a menudo a lo largo de la Antología), haciendo un poema que se compone de versos que comienzan con las iniciales de su nombre de pila: Juntos en el jardín / Oteando sobre el balancín… Y la “J” le ha dado pie a
 escribir la mágica palabra “juntos” con la que arranca el poema. En el poema siguiente, en el que habla con su hijo y le explica cómo siente él el mundo desintegrado, egoísta y corrupto, José Antonio dice: Lo que antes era trabajo, familia y una buena pensión / hoy sólo nos queda despidos, /despilfarro y mala gestión. /  Pero luego, el amor al hijo, le redime : Por eso, vida mía, tu eres el amor, / y en tu corazón debe reinar el honor. /En tus manos leo ternura y comprensión / tú eres mi libertad y mi perdón. Y José Antonio domina las imágenes poéticas, las tretas literarias, como en: Me he quedado quieto en un rincón de tu afonía, preguntándole al cansancio si existen las metas… ¡toma ya poesía…! ¿Y qué decir de…: En el silencio de la noche / me llaman las cenizas de una estrella. / “Cariño, no te aflijas, tienes mi corazón” ? Pues eso, que poesía son sus versos.

4-… Cae de oro la tarde, / Yo el rio, / en calabozos rodantes /… , dice Mario Ibáñez, para meditar sobre su casa-cárcel en el siguiente poema y decir: Apenas diez los metros cuadrados / Y cero los roces sin mínimas. / En fin, que sigue la vida / Aún con las libertades exiguas. Después, nos hace introducirnos en su misma emoción, ser empáticos y acercarnos, sentir el humo de ese cigarrillo que enciende y la rabia de ese “mierda” entre admiraciones: Enciendo mi cigarro / antes del desayuno / y vuelvo a decir ¡Mierda! / y  escribo otro verso / como escribí el primero / como imagino un día / escribiré el último/ el intermedio;/ como todos los versos /en épocas de crisis. Contaré algo curioso, y es que justo cuando iba por aquí en la preparación de esta presentación, me llamó una persona por teléfono y me dijo: “¿qué haces?” , “preparando la presentación de la Antología de poetas de Alcalá Meco”, -le contesté, mientras, seguidamente, le leí estos últimos versos de Mario que acababa de copiar en mi ordenador.  Al otro lado de la línea telefónica, escuché: “¡caramba, eso es muy bueno!” “Desde luego que sí” –contesté yo-. “Y eso que no te he leído todavía lo de: Se me perdieron / no sé dónde, los bulliciosos domingos de infancia./”, que también son versos de Mario.

5- …para poder salir / del umbroso soportal / de las dudas donde me encuentro, escribe Eudes Méndez, y vuelven las dudas a poblar sus versos, pero eso es bueno. “Loada sea la duda”, escribió el gran poeta Bertold Brecht, ya que la duda es el camino que lleva a pensar. Yo siempre dudo de quien no duda. Así que nadie le tenga miedo a dudar. Otra cosa es quedarse en la duda la vida entera. Y luego, Eudes, le canta a la amistad -¡qué hermoso!-: Noble sentido la amistad,/ como ambrosía.../ tan difícil de ver.

6-Francisco Sánchez, canta al amor ausente: Mi cuerpo arde en mil hogueras cuando  duermo/ para cuando despierto…. / Sólo quiero gritarle al mundo,/ este amor que siento. Otro poema, le cierra de una forma que nos provoca una sonrisa tierna y cómplice.: Jardinero que podas/ normas tan altas,/ poda el aroma político / de este tonto cuento. / Y luego llega el recuerdo a la madre y a sus besos, el amor con mayúscula. Y también el canto a la Libertad perdida.

7- Ignacio Armendáriz, dice: no tiré al fuego / ninguno de los besos que me diste. ¡Buena decisión!, los besos jamás se tiran. Y luego, esos versos que casi nos confunden: Que ganas tengo / de echarte de menos!!! O estas imágenes tan bellas, de añoranza:  Se me escapa la vida  sutilmente / como un chasquido en las sombras /Como un jardín desolado.

8-A ver estos otros versos: Una paloma blanca /incapaz de cruzar el mar inmenso / caerá en otro abismo. / La muerte no baldea las lágrimas de un preso. Qué duro y qué sentido es esto que dice José Antonio Ortiz. Y también, como un justo canto de esperanza dice: me encuentro esperando / el final de mi condena, / ver la luz a mi mal.  Ojalá sea pronto, José Antonio.

9- Impresiona este poema de Fco. Javier Navarro: Cuando se quemen los últimos recuerdos / y mi cerebro vague sin rumbo / bajo estos muros dormidos, / el viejo calendario /  colgado en la pared,/ será quien me recuerde, / que ayer fui un hombre libre. /     Las telarañas bailan en mi almohada. Y es muy bueno.

10- Luis “Roki”, escribe algo tan bonito como esto: Detrás del ventanuco / que hay en mi celda, / dibujo tus cabellos / por la mañana. Y algo que no falla nunca es recurrir en los peores momentos a ese amor incondicional, al de la madre. Por eso Roki dice: Cuando la tentación / me condiciona / una frase muy dentro / acude al rescate. / “Amor de madre”.

¡Ya!, ya sé que he llegado a sacar los 10 nombres del bombo, la meta que me había propuesto tras tener que echar mano de la tijera y recortar, pero… ¡venga!, sólo uno más, uno de regalo y… ¡a ver a quién le toca! Un momento de silencio…, el bombo gira…, las bolas con los nombres se rozan unas con otras…, todas tienen el mismo valor, las mismas oportunidades, será el azar quien tenga la palabra. Ya está echada la suerte. Ahí va: Me encantaría ligar / una linda muchacha /en la orilla del mar, / bajo las estrellas del mundo real. / Me siento consumido /  entre barrotes fríos encerrado, / pero  no pierdo la sonrisa, / la alegría es la fuerza que me anima. Y es Iván Gómez, el autor de este hermoso canto de esperanza que ojalá se le cumpla.

Decíamos al principio que, Elena con vosotros, y vosotros junto con Elena, habéis conseguido que a la poesía le salgan alas. Pues las alas, son siempre signo de libertad: volar, volar, volar… La poesía, estos versos, este libro, son alas hacia La Libertad.

En toda la Antología, la palabra LIBERTAD está presente, se repite y se repite como un mantra, y es así como debe de ser, porque la meta que alguien que, por la razón que fuere, ha sido privado del tesoro más preciado del ser, que es la libertad, tiene la obligación de trabajar duro, y no desesperarse, sino crecer y crecer interiormente,  para recuperar la libertad perdida saliendo fortalecido, viviendo, incluso aquí dentro, la libertad interior , esa de la que nadie –si no uno mismo-, puede privarte.  Tal vez, este encuentro con la POESÍA, con el lenguaje del subconsciente, con la meta-palabra, sea la puerta abierta a la libertad interior, que vaya abriendo ventanas también al mundo de allá afuera. Ojalá. Gracias por enseñarme tantas cosas, de todo corazón os lo digo. Guardaré vuestro libro como una joya, como algo también un poco mío, aunque sólo me pertenezcan los signos de admiración que he puesto en mi alma al leeros a todos. A todos.

Y termino, mencionando unos versos más de esta Antología, y un autor más, claro (ya me he vuelto a hacer trampa, pero es que… no he podido evitarlo, como decía Malcovich en la película “Las amistades peligrosas”)

 Y es que enternece la frescura de estos versos de Fernando Torres: No soy poeta / tampoco escritor / soy un simple preso / que escribe por amor.

Muchas gracias.
ÁNGELES FERNANGOMEZ
 
21 de junio de 2013